Por: Carmen Rodríguez
Cómalas como desee, dulce o saladas, y dejemos la disputa. Cada quien tiene el derecho de cocinar las caraotas negras tal como le guste a su paladar y como las recuerde su memoria gustativa, porque más allá de entablar una disputa sobre el sabor que han de tener nuestras caraotas hemos de reconocer y respetar el derecho de cada quien de comerlas como bien le se les antojen. Ahora bien, si lo que usted desea es saber quién fue primero, si el huevo o la gallina, es decir, si las caraotas primigenias que acompañaron y constituyeron el plato emblemático de la gastronomía venezolana (junto con el arroz, la carne mechada o frita y los plátanos) fueron saladas o dulces debe quedarse aquí leyendo todo este texto para que salga de toda duda.
Primero contextualizo:
- En el 2017 Manuel Alejandro
Rodríguez (@manualerod), creador de #holaeslilian hizo un video que subió a Instagram en el cual
“Lilian” se burlaba de su amiga “Luzmila” porque ésta le pedía un poco de
azúcar para agregarle a las caraotas negras. Los comentarios fueron una lluvia de
apoyo a la idea de que las caraotas debían ser saladas y otra a favor de que debían
ser dulce. Más allá de los chistes y algunas groserías, ofendiendo como “marginales”
a quienes las comían dulce, la cosa no pasó de ser un espacio para la risa.
- Esta semana en
Twitter una publicación de mi querida amiga Jackie Fernandes (@jackie_panadera,
en instagram)en la que indicó que un chileno pidió "pabellón criollo" y solicitó azúcar para las caraotas generó un revuelo tal que ella sorprendida de la actitud de los usuarios de Twitter posteó en Instagram la imagen y comentó sobre la alharaca a favor y en
contra de las caraotas con azúcar. Esto generó una nueva lluvia de comentarios a
favor y en contra.
Llegados a este punto
reitero mi idea inicial: las caraotas han de comerse como al comensal o a la
cocinera les plazca, sin discusiones sino aceptando que somos un país con una cultura
gastronómica plural, llena de matices y variaciones. Más allá de los zulianos le
disputen a los orientales la propiedad de las caraotas dulces o si en el centro
y en los andes las prefieren saladas,
nuestra única verdad es que si las caraotas negras son saladas un poco de
azúcar sobre ellas, directamente en el plato, complace gustos y resuelve disputas estériles.
La historia se sienta a la mesa:
Después del ruido que
ha tenido en las redes decidí buscar en los libros de historia gastronómica de
Venezuela y en recetarios lo que yo sé, pero de lo que no tenía pruebas ni datos históricos
precisos.
Scannone-
Yo sabía que en el libro rojo de Don Armando Scannone, Mi Cocina (1982), considerado para muchos venezolanos casi una
biblia de la memoria de nuestra cocina, la receta de las caraotas negras indicaba
entre los ingredientes el papelón, lo que le conferiría un toque dulzón a dicha
preparación. Para convencerme de que mi recuerdo no me engañaba busqué mi libro,
edición 2013.
La receta en la que
aparecen las caraotas se llama “Sopa de caraotas negras” e indica entre los
ingredientes, para ¾ tazas de caraotas negras, “350 gramos de papelón en
pedazos pequeños” (p.83). De acuerdo con esta receta, después de cocinarse por
60 minutos las caraotas con la cebolla y el pimentón picado (en trozos grandes), estos dos
ingredientes se les retiran y se agrega el papelón, la sal, la
pimienta y más agua (…). Finaliza diciendo Scannone que se “sirven calientes
como sopa, solas o acompañadas con Arroz Blanco, que cada persona mezcla en su
plato. Puede conservarse en la nevera por 1 semana. NOTA: Con Arroz, Carne Mechada
o Carne Frita y Plátano Frito, constituye el PABELLÓN". (p. 84)
Para quienes no lo
saben, Don Armando Scannone es oriundo de Santa Teresa del Tuy, 60 Km de
Caracas, y viviendo en Caracas siempre ha dicho que este libro recoge lo que se
comía en su casa. Es decir, podemos inferir que este recetario refleja la
comida del centro del país, lo cual lleva a preguntarme por qué si uno de
los recetarios más famosos de nuestra gastronomía
refiere las caraotas negras como una preparación con un toque dulce muchas personas de la capital y
centro del país afirman de manera tan inflexible y burlona que “las caraotas
deben ser saladas”.
La explicación a lo anterior podría estar en la estructura sociocultural de los habitantes de Caracas,quienes provienen de distintas regiones del país con culturas gastronómicas particulares, pero mi trabajo aquí es hacer esta mención como punto sobre el que se puede hacer ciertas inferencias.
Vale mencionar que en el libro de Scannone solamente las caraotas negras son dulces, esto no aplica a ninguna receta de otras caraotas.
La explicación a lo anterior podría estar en la estructura sociocultural de los habitantes de Caracas,quienes provienen de distintas regiones del país con culturas gastronómicas particulares, pero mi trabajo aquí es hacer esta mención como punto sobre el que se puede hacer ciertas inferencias.
Vale mencionar que en el libro de Scannone solamente las caraotas negras son dulces, esto no aplica a ninguna receta de otras caraotas.
Cartay-
La curiosidad mató el gato y me puse a buscar en el Diccionario de Alimentación y gastronomía en Venezuela de Rafael
Cartay y Elvira Ablan (1997) y ni en la entrada de las caraotas ni en la
pabellón hay referencia a lo salado o lo dulce de las caraotas negras. Solo
indica que la entrada de pabellón caraqueño al pabellón criollo, hecho que
indica que son “lo mismo”. Si esto lo emparento con la receta de Scannone podría
decir que si su pabellón es caraqueño y es el mismo que el criollo, nuestro
famoso pabellón es dulce y lleva papelón (o en su defecto azúcar). Pero como no
quiero hacer muchas suposiciones sin base, lanzo la piedra y escondo la mano…
En otro libro de Rafael
Cartay, El pan nuestro de cada día
(1995), presenta en las primeras páginas un desplegable con un “Mapa gastronómico de
Venezuela” y un listado de comidas por regiones y en todas las regiones aparece el
pabellón criollo. Desde la página 146 a la 150 Cartay nos brinda una reseña
histórica del pabellón, incluye un poema sobre las caraotas, del célebre escritor del siglo XIX, Job Pim, y una única receta del pabellón. Esta receta está
dividida en 3 partes: Carne frita (remite ver otra página en la que está la
receta), Caraotas negras fritas o Sopa de caraotas negras, arroz blanco y
tajadas. El punto importante es que las recetas que toma como referencia del pabellón
criollo son las del libro Mi Cocina
de Scanonne. Esto reafirma hasta ahora la presencia del dulce en las caraotas, pero
sigamos porque ahora vienen dos pruebas irrefutables sobre la dulzura de las negras.
Lovera-
Si hay un personaje que ha investigado profundamente la historia gastronómica
de Venezuela es Rafael Lovera, así que después de mirar con atención Gastronáuticas (1989) y Retablo
gastronómico de Venezuela (2014) tratando de rastrear alguna mención sobre
las caraotas o el pabellón mi revisión se enfocó en Historia de la alimentación en Venezuela
(1988).
Lo
primero que conseguí sobre las caraotas es un poema de J.J. Breca, publicado en
marzo de 1900 en El Tiempo, en el que exalta el sabor de las caraotas negras sobre las
blancas. Dice en unos versos sobre las negras “Son como almíbar” y finaliza expresando “Del mejor gusto/Son las caraotas
negras/con que me nutro”.
Si
los versos de Breca no le convencen a creer que las caraotas desde hace mucho
tiempo tuvieron un toque de dulzura debe seguir leyendo porque le mostraré otros hallazgos que
terminarán por persuadirlo.
En el libro de Lovera
también aparece un texto de J.M. Núñez de Cáceres titulado La comida en Caracas, fechado en 1823 y en el que habla horrores de
la comida. Inicia la larga descripción diciendo: “La comida es una de las cosas
peores de Caracas” y aclara que hablará de la comida del país, no de los
banquetes finos ni de aquellas comidas elaboradas con alimentos extranjeros,
sino la que el mismo país produce.
Específicamente sobre
las caraotas Núñez dice: “Las caraotas no son ni buenas ni malas, sino por el
condimento que le pongan, más no han de faltar en ninguna casa (…)”. No señala
nada respecto a su preparación salvo que en algún momento afirma que la casa de
los pobres.
Más adelante Lovera nos
regala la “Cocina campestre”, un apartado del libro José A. Díaz (1861)
El agricultor venezolano o
Lecciones de agricultura práctica nacional, que si bien no
es un recetario describe la preparación de varios platos.
El recetario, publicado, más antiguo de nuestra gastronomía es el de Don Tulio Febres Cordero y en él no hay
ninguna receta ni del pabellón ni de las caraotas negras.
En la sección de “Legumbres” Díaz
(1861) cuando habla de las “caraotas y
frijoles” indica dice: “se ponen a cocinar sola hasta que estén blandos,
entonces se le agregan la sal y los aliños, y no antes porque la sal entorpece
la cocción y los endurece: los aliños consisten en manteca y para el gusto criollo un
poco de dulce: unos dientes de ajo pelados y machacados y un ligero picante
de pimienta”.
Considerando que el libro de Díaz
no sigue al pie de la letra las características propias de un recetario y no
nos dice con qué se le daba ese dulzor que él afirma que tenían las caraotas
las opciones son azúcar o papelón, como decimos en criollo “no hay para dónde
correr”.
CONCLUSIÓN:
1) Yo no
puedo afirmar, con lo esbozado hasta acá, en qué zonas del país, exactamente, se
comen las caraotas con o sin azúcar, por generalidad conocida se sabe que en
todo el oriente del país las caraotas suelen comerse dulces, salvo en hogares
cuyos miembros guardan en su memoria gustativa las caraotas saladas que
preparaban en su casa nativa y son provenientes de regiones llaneras, centrales
o andinas.
2) Si
comparamos la extensión territorial del estado Zulia con todos los estados del
oriente y sur del país en los que se suele comer mayormente las caraotas negras dulces
(Anzoátegui, Monagas, Sucre, Nueva EspartaBolívar y Delta Amacuro) podemos ver
la balanza inclinada a favor de los orientales.
3) Sí puedo
afirmar, fundamentada en la revisión histórica de nuestra cultura gastronómica,
que desde el siglo XIX en Venezuela se comen caraotas dulces. Quien las desee
saladas, reitero, que se las coma así y sin discusiones. No obstante, si desea
terquear haga lo propio y rastree en la historia de nuestra mesa venezolana
el origen y motivo por el cual algunas personas comen caraotas saladas, yo hice lo propio por las dulces.
NOTA: Propiedad de la imagen: https://www.lacomadre.com.ve/web/?cp_recipe=pabellon-criollo
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