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Mostrando entradas de enero, 2009

Cosas del baño y de mi hijo

Hoy estaba lavando el baño. Es una tarea que disfruto mucho porque me encanta entrar, ver todo limpiecito y con olor a desinfectante y ambientador. Así que todas las semanas lavo mi baño con esmero y si en algún momento de la semana tengo un chance lavo el lavamanos, la poceta y ordeno todo nuevamente. De hecho, he enseñado a mi hijo a que procure, después de cepillarse, limpiar con agua el lavamanos para que no deje rastro de pasta dental. Ya saben, se seca y da un aspecto de desaseo horrible. Aunque hay otro aspecto del uso del baño que Luis no domina bien, no pierdo la fe de que pronto termine por aprender: subir la tapa que bordea la poceta y orinar adentro. Cuando lo veo entrar al baño o escucho, desde el cuarto, que está orinando (porque es especilalista en dejar la puerta abierta) le grito: ¡Apunta bien! ¡No hagas como la regadera! ¡Si voy al baño y llego a ver gotas por allí vas a tener que lavarlo completo! Sí, ya sé que ese chamo tardará años en darse cuenta de lo que yo ...

Cómo San Nicolás se despidió de mi hijo

San Nicolás y el Niño Jesús, según la versión que le ofrecí a Luis Eduardo a lo largo de estos ocho años, entregaban regalos a todos los niños del mundo y se turnaban, Santa iba a unas casas y el Niño Jesús a otras. - Mi (es una forma apocopada que muchas veces usa para decirme mami), cómo San Nicolás y el Niño Jesús saben qué es lo que yo quiero de regalo. - Porque ellos lo ven todo hijo, ellos están anotando todas las cosas que los niños que se portan bien le piden a sus padres, ellos son como Dios. - Mi, cómo va a entrar Santa si aquí no hay chimeneas. - Eso no importa; si hay chimeneas él baja por allí, sino atraviesa las puertas y las ventanas como lo hace Dios y sino le pide el favor al Niño Jesús. Tú sabes... ellos dos son amigos. - Mi, cómo ellos saben en dónde voy a dormir. - Porque ya te he dicho, ellos lo ven todo. - Mi, por qué me dejaron el regalo debajo de la cama. - Porque tu tío Roberto estaba borrachito y en el sueño hablaba muy duro y...

¿AMIGOS?

Hace menos de un mes terminé mi último romance con el concepto amistad. Ya hace algunos años tuve despedidas, promesas de no volver a caer, pero yo insisto en que alguna vez voy a encontrar en mi ciudad, no un amor (que siempre Dios le reserva amores a uno para que hagamos gala de nuestro libre albeldrío), sino un(a), unos(as) amigos homólogos y sinónimos mío. De esos que serían capaz de estar conmigo aunque yo los saque a patadas de mi casa. De esos que van a estar en mis celebraciones cuando los invite y en mis desgracias sin haber abierto la boca para pedir ayuda. A lo largo de mi vida he abandonado amigos y amigas que en un momento fueron especiales y de los que aprendí muchas cosas. De ellos aún recuerdo chistes y lecciones de vida puntuales que marcaron mi personalidad y visión de mundo, pero mi propio crecimiento me llevó a mirarlos con objetividad y terminé desechando su cercanía hasta que pasaron a ser simplemente "viejas amistades". De las razones por las que h...