Sí, ya sé que ese chamo tardará años en darse cuenta de lo que yo le digo, pero ya varias veces ha tenido que lavar la poceta y limpiar el piso, así que como pone carita de asco cuando le toca hacerlo espero que aprenda pronto a apuntar bien.
Si lo vieran. Las veces que le ha tocado lavar el baño protesta mucho, busca mis guantes, gasta casi medio frasco de desinfectante y de cloro, por lo que he le pido que me llame cuando deba usarlo y yo le digo cuánto echar. Qué decir del agua si hasta moja las paredes, la cortina y deja el baño inundado, porque él intenta secarlo, pero siempre deja charquitos que luego debo ir a secar calladita para no desmotivarlo. Mi tarea consiste en felicitarlo y llamar a mi esposo con júbilo diciendo: ¡Ven a ver Michael! ¡Luis dejó esto impecable!
En algunas ocasiones, si está de ánimo, pasa del baño a su cuarto; lo ordena a su estilo medio desordenado, tiende el edredón y esconde ropas y juguetes debajo y luego saca el bate y se va a jugar pelota o simplemente me pregunta: ¿Mami... en qué más te puedo ayudar?
A veces lo miro y le doy gracias a Dios por haberme dado el honor de hacerme mamá y poder criar a Luis, aunque a veces también he llorado por no saber qué hacer y porque Dios no me dio un manual de instrucciones.
Comentarios